UNA MIRADA ANTROPOLÓGICA PARA REFORZAR COMUNIDADES EDUCATIVAS TERRITORIALES
Nuestros sistemas educativos no logran alcanzar la equidad y la calidad educativa para todos los niños, niñas y adolescentes, especialmente en contextos de pobreza o precariedad. La implementación de programas educativos en estos escenarios ha demostrado que se requiere fortalecer el ecosistema de aprendizaje más próximo del alumnado para su éxito e inclusión efectiva en el proceso educativo.
Este fortalecimiento requiere trasladar todo el peso de la acción socioeducativa del docente y la escuela (que en contextos complejos como el actual no tienen capacidad por sí solos) a la comunidad territorial, configurada por todos los agentes clave relacionados con los procesos de desarrollo del niño-niña y adolescente: además de los centros educativos, la familia, el vecindario, las organizaciones sociales, los servicios municipales y barriales, las empresas o los promotores de ocio y tiempo libre.
El foco de la acción se debe orientar a reforzar la comunidad educativa del territorio, que traspasa los muros de la escuela y hace partícipe del proceso de enseñanza-aprendizaje a todos los actores del entorno, posibilitando que interactúen de forma coordinada para sumar capacidades y conocimientos.
En este enfoque, ¿es posible contribuir desde el conocimiento antropológico? ¿Es útil la investigación etnográfica? En esta comunicación abordamos el valor añadido que puede aportar nuestra disciplina en este proceso de innovación educativa, aportando una mirada diferencial y facilitando la interacción de los diversos actores sociales.
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