El estudio de caso de una cooperativa de consumo donde coexisten intereses, discursos, prácticas y perfiles sociales distintos ejemplifica la tensión en algunos proyectos de ESS entre la voluntad de incorporar paulatinamente a más sectores de la sociedad sin que al hacerlo se diluya su contenido y potencial transformador. El caso etnográfico presentado permite identificar algunos elementos en juego en la lucha por la propia definición de la cooperativa a la vez que se procura mantener la cohesión del grupo. Por un lado, una noción fuerte de comunidad enraizada en formas particulares de interacción social y de la organización autogestionada de la cooperativa proporciona un marco donde construir nuevas relaciones sociales a partir de una experiencia compartida. A su vez, esta noción de comunidad se inserta en una estructura y red de relaciones de poder entre posiciones y sus correspondientes representaciones de la cooperativa –qué es y, por lo tanto, qué se hace, en un sentido normativo–. El análisis en términos bourdieanos de espacio social revela dispositivos ideológicos y de transmisión y reproducción social, fundamentales tanto para el mantenimiento de la noción central de comunidad como para la continuidad del proyecto en términos políticos y/o transformadores, y señala la necesidad de abordar el potencial transformador de la mano de las prácticas de reproducción social: la idea de comunidad constituye un dispositivo de reproducción del discurso dominante a la vez que se fetichiza y constituye una nueva representación del grupo en otros términos, con distinto potencial transformador.  

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