Generalmente el proceso económico suele entenderse como la cadena de producción, distribución y consumo, considerándose éste último bien consecuencia de los otros dos fenómenos, una extensión de la ley de Say; bien la motivación de la propia producción, un equivalente de la demanda. Estas formas de comprender el consumo responden a una perspectiva neoclásica en la que lo económico no puede sino estar orientado al intercambio de mercado. Sin embargo, el consumo no empieza y acaba ahí, sino que comprendiéndolo como aprovisionamiento de recursos podemos encontrarlo bajo otras lógicas no mercantiles. Cuando ponemos el foco en modelos contrahegemónicos como los que constituyen las experiencias de Economía Social y Solidaria, sin embargo, el análisis del proceso económico debe realizarse en articulación necesaria con el modelo capitalista del que conscientemente desean desasirse, y no tanto como un estudio de tipos ideales enfrentados. En este sentido, ¿cómo se piensa el consumo/ aprovisionamiento y qué lógicas operan? En la presente propuesta me dispongo a realizar una comparativa de dos experiencias de Economía Social y Solidaria a través de una aproximación etnográfica y, poniendo el foco en el consumo, indagar en cómo se comprende en estos espacios y hasta qué punto están incorporándose dinámicas de mercado. Estos espacios de ESS se ubican en un país del Norte y en otro del Sur, a saber, España y Uruguay.

(*)El autor o autora no ha asociado ningún archivo a este artículo