En sus reflexiones sobre la política cultural de las emociones, Sara Ahmed (2004) plantea que la comodidad se da cuando los cuerpos encajan en los espacios normativos. Hay cuerpos que no encajan, que se sienten incómodos y resultan incómodos. En mi análisis sobre el proceso socio-político que tiene lugar en el País Vasco desde el alto el fuego de ETA, analizo las narrativas hegemónicas en relación a la violencia y aquellas experiencias que quedan desplazadas, que resultan incómodas para el proceso de ‘pacificación’. ¿Cuáles son los marcos discursivos sobre violencia que hacen que unos cuerpos se sientan cómodos y otros no? ¿Cuáles son las normas que eso marcos establecen y que permiten que unas voces sean reconocidas como legítimas para transmitir las experiencias en relación al conflicto y la violencia? Esta comunicación plantea que la escucha etnográfica de la incomodidad permite cuestionar marcos hegemónicos de interpretación y contribuir a la transformación de los mismos. Para desarrollar esta comunicación me apoyo en voces que muestran la incomodidad de los cuerpos que no encajan ni en las representaciones hegemónicas sobre el conflicto armado ni en espacios críticos que también generan sus propias normativas discursivas. Asimismo, reflexionaré sobre la comodidad que puede resultar de escribir sobre la incomodidad cuando la incomodidad perturba. ¿Es la transformación de la incomodidad en una escritura normativizada una forma de domesticar la queja? ¿Cómo reflejar la incomodidad en formatos no cómodos pero que puedan resultar transformadores?

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