Mi trabajo se pregunta por los efectos del conocimiento forense en contextos de justicia transicional como co-productor del conflicto que estudia. Me centro en el conflicto colombiano. Abordo este tema a través de la experiencia y prácticas de antropólogosforenses de la Fiscalía General de la Nación (FGN), quienes, desde 1994, buscan, exhuman e identifican personas. Estos peritos están bajo constante escrutinio y crítica por pertenecer a una institución estatal. Las críticas, que vienen de múltiples sectores de la sociedad (incluidas las organizaciones de víctimas y los círculos académicos y activistas), giran en torno a lo inapropiado que resulta que la FGN investigue todos los crímenes, incluidos los de Estado. Este proyecto, así como gratificante ha sido incómodo. Por un lado, por lo que me genera emocional, afectiva e intelectualmente aproximarme tanto al conflicto armado. Por otro, encuentro difícil relacionarme con académicos y/o activistas que condenan el trabajo del personal institucional. Reconozco la relevancia de sus cuestionamientos,pero me es realmente complicado acercarme a sus posturas que renuncian todaposibilidad de dialogo. Esta incomodidad, que afecta mi práctica investigativa y mi estar en el mundo, aún no la puedo nombrar; sin embargo intuyo que identifico esos cuestionamientos como nuevas expresiones de violencia en un contexto que deberíapropender justamente por lo contrario. Respondiendo al llamado de este panel, propongo atender estos descoloques abordando la incomodidad en tanto posibilidad de indagar por la performatividad de mi práctica de investigación, y como posibilidad de dar sentido a asuntos de poder, memoria y conflicto.

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