La estructura económica del contexto rural de la meseta Castellana de la primera mitad del S.XX se basaba en la agricultura (cereales) y la ganadería (pastoreo) como principales medios de producción, concretándose en la casa como estructura familiar que posibilita la reproducción de la vida. En la actualidad, los propietarios de la tierra, trabajadores a título principal, han decaído en favor de una estructura económica rural que se centra principalmente en el sector servicios y el trabajo asalariado, concretándose en la familia nuclear y en la división sexual del trabajo de hombres y de mujeres. En esta comunicación se analiza la construcción de los actuales imaginarios de género a partir de las transformaciones acaecidas en el contexto rural en los últimos 80 años como consecuencia de los cambios políticos, sociales y económicos. Estos procesos se expresan en la transformación y resignificación de la casa y del trabajo como elementos constituyentes de la identidad y la posición de género. La casa ahora resignificada en hogar y el trabajo resignificado en actividades productivas tienen una influencia directa sobre las representaciones sociales de género, legitimando una serie de comportamientos ideales para las mujeres y los hombres que forman parte de las actuales unidades domésticas.

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