Desde una perspectiva sobre las infraestructuras que las contemple como procesos, es decir, como dinámicas de ensamblaje social-material, sería posible atender a toda la dimensión y complejidad de actores y movilidades involucrados en una determinada cadena de relaciones materiales. Así, la infraestructura urbana de los residuos incluye no solo las determinaciones físicas de los mecanismos oficiales ni los sistemas de representación de las ideologías dominantes sobre lo residual y las formas ideales del descarte, sino también los procesos mismos de recolección y recuperación y aquellas representaciones e ideas sobre los desechos ubicadas en los márgenes de la organización social, que subvierten las ideologías hegemónicas y desbordan las limitaciones funcionales de los elementos físicos que instrumentalizan y pretenden conducir las prácticas. En dichos márgenes, los chatarreros senegaleses de Barcelona se han visto sometidos a un proceso de invisibilización sistemático y estructural que, no obstante, han sabido revertir hacia una invisibilidad funcional como táctica central para las prácticas cotidianas de relación con los residuos y con las infraestructuras físicas urbanas, prácticas que comportan a su vez una destinación material y un sentido ritual. En este proceso de relación social-material, los chatarreros configuran una singular infraestructura de la supervivencia urbana que incluye tanto las condiciones físicas como las representaciones mismas sobre los residuos, y que se imbrica constantemente con los elementos físicos e ideológicos de la infraestructura oficial-formal. De esta forma, más allá de la infraestructura, se concreta además un proceso de producción de un espacio urbano particular: el espacio subsistencial.

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