Son diversos/as los/as autores/as (Calavita, 2006; Castles y Miller, 2004: 219-242; Pedreño, 2007: 225-250) que han elaborado excelentes análisis en los que se aproximan, desde una perspectiva crítica, a la vulnerabilidad legal y la privación de derechos laborales de la mano de obra inmigrante indocumentada. Justamente en el estudio de esta temática, a menudo se comete el error de sobre victimizar al/a trabajador/a inmigrante indocumentado/a, presentándolo/a únicamente como un sujeto estático, legalmente desprotegido y precarizado. Esta comunicación pretende partir del estudio de caso de Erick, un albañil indocumentado originario de Honduras para, a continuación, mostrar las potencialidades del trabajo etnográfico en la misión de iluminar las estrategias cotidianas que él ejecuta para hacer frente a la “ilegalidad” y a las dificultades laborales a las que este estado le enfrenta. Mediante la combinación de múltiples entrevistas en profundidad con Erik y la observación directa de la rutina laboral en su puesto de trabajo, hemos comprobado que, efectivamente, la “ilegalidad” conlleva explotación, precariedad y desprotección, pero también puede contener dosis de autonomía, reciprocidad positiva y sensación de libertad. En este sentido, cuando tratamos los conflictos relacionados con las personas indocumentadas, el método etnográfico resulta especialmente útil en la misión de complejizar ciertas realidades que, en muchas ocasiones, tienden a simplificarse.  

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