Podría decirse que la cotidianidad de los chatarreros senegaleses de Barcelona es en sí misma una forma compleja y compuesta de enfrentar la ley y la obligación, ya que se encuentra siempre inmersa en un gran proceso de marginalización. Las innumerables tácticas que configuran las practicas productivas y reproductivas cotidianas (en especial las relacionadas de algún modo con la dinámica laboral de subsistencia) implican siempre una forma de esquivar, subvertir o incluso reordenar el ideario de determinado marco normativo. Su propia condición general y su experiencia cotidiana particular atraviesan la marginalidad estructural por las relaciones con el marco normativo en torno al trabajo y la extranjería; pasan por la anomalía espacial por las tensiones con los marcos normativos sobre el uso del espacio público y de las infraestructuras de los residuos (incluidos los residuos mismos); y finalmente se cierran por una relación marginal, residual y desigual con un marco normativo socio-moral que, si bien resulta abstracto e intangible, los enfrenta objetivamente a la estigmatización y la descalificación social. Esta comunicación pretende poner el acento en la estrategia metodológica, y los elementos concretos que la componen, que han permitido la aproximación empírica a esta relación entre la cotidianidad del caso de estudio y los diferentes marcos normativos a los que deben enfrentarse. En este sentido, se propone una discusión sobre un trabajo empírico reflexivo y adaptativo desde el acceso al campo, y que va desde la observación flotante a la participación no intrusiva, en una especie de proceso etnográfico desestructurado.

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