Con antelación a 2014 los estados identificaban las formas políticas que eran definidas como radicales y, a partir de entonces, se legislaban los modos particulares para evitarlas. Este año supone un punto de inflexión en cuanto a la construcción de la radicalización como un fenómeno existente e incuestionable que, además, ya no se limita a las fronteras de los estados-nación, sino que bajo las lógicas de la globalización, las desborda. La materialización de esta construcción globalizada de la radicalización se ha naturalizado como musulmana a partir de la Resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas de 24 de septiembre de 2014 (2014S/RES/2178), donde se insta a los estados a impulsar modificaciones legales para poder procesar y condenar a los combatientes retornados y a los [llamados] lobos o actores solitarios (p.3). En esta comunicación presentamos los efectos de este tipo de normativa en la cotidianidad de mujeres y hombres musulmanes en el contexto madrileño/español quienes son sometidos a la representación de un pánico moral por medio del Plan Estratégico Nacional de Lucha Contra la Radicalización Violenta, aprobado por el Consejo de Ministros del 30 de enero de 2015. A partir de sus ejemplos, experiencias y reflexiones, analizaremos  la ritualización por la que se naturaliza la “radicalización musulmana” por parte de las estructuras de poder.

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