Esta comunicación pretende reflexionar sobre el carácter hegemónico de las Ciencias sociales modernas y la búsqueda de alternativas teóricas a la conformación profundamente excluyente y desigual del mundo (Lander, 2000).Desde esta perspectiva, la reivindicación del lugar de producción del conocimiento plantea no sólo el cuestionamiento de la universalidad de las Ciencias sociales occidentales y su arrogancia epistémica hacia otras formas de conocimiento (Restrepo y Rojas, 2010), sino también su provincialización (Chakrabarty, 2008); y la defensa de que existen otros saberes: “ un saber local, regional, un saber diferencial, incapaz de unanimidad” (Foucault, 2006), que han sido construidos activamente como ausentes (Santos, 2006).Una perspectiva que plantea liberar los conocimientos que han sido subalternizados por las Ciencias sociales modernas en su proceso de “invisibilización de la simultaneidad epistémica del mundo“ (Castro Gómez, 2005) e implica la conversión de los individuos en situación de exclusión social en sujetos productores de discursos y saberes. Esta lucha, que se libra desde los márgenes y que pretende ocupar un espacio fuera de esas fronteras, este “saber de la lucha” (Foucault, 1980) que reflejan los movimientos sociales; plantea un uso contrahegemónico de la ciencia hegemónica y la reivindicación de la diversalidad de formas de conocimiento y práctica. Se plantea entonces la creación de inteligibilidad en el juego polifónico y dialógico de los distintos saberes que coexisten en situación igualitaria, desde la concepción de que el conocimiento es inter-conocimiento y que la justicia social sólo será posible a partir de la justicia cognitiva global (Santos, 2014).
English:Esta comunicación pretende reflexionar sobre el carácter hegemónico de las Ciencias sociales modernas y la búsqueda de alternativas teóricas a la conformación profundamente excluyente y desigual del mundo (Lander, 2000).Desde esta perspectiva, la reivindicación del lugar de producción del conocimiento plantea no sólo el cuestionamiento de la universalidad de las Ciencias sociales occidentales y su arrogancia epistémica hacia otras formas de conocimiento (Restrepo y Rojas, 2010), sino también su provincialización (Chakrabarty, 2008); y la defensa de que existen otros saberes: “ un saber local, regional, un saber diferencial, incapaz de unanimidad” (Foucault, 2006), que han sido construidos activamente como ausentes (Santos, 2006).Una perspectiva que plantea liberar los conocimientos que han sido subalternizados por las Ciencias sociales modernas en su proceso de “invisibilización de la simultaneidad epistémica del mundo“ (Castro Gómez, 2005) e implica la conversión de los individuos en situación de exclusión social en sujetos productores de discursos y saberes. Esta lucha, que se libra desde los márgenes y que pretende ocupar un espacio fuera de esas fronteras, este “saber de la lucha” (Foucault, 1980) que reflejan los movimientos sociales; plantea un uso contrahegemónico de la ciencia hegemónica y la reivindicación de la diversalidad de formas de conocimiento y práctica. Se plantea entonces la creación de inteligibilidad en el juego polifónico y dialógico de los distintos saberes que coexisten en situación igualitaria, desde la concepción de que el conocimiento es inter-conocimiento y que la justicia social sólo será posible a partir de la justicia cognitiva global (Santos, 2014).
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