AIBR http://www.aibr.org Registro AIBR, SSCI text/plain; charset=utf-8 TY - JOUR JO - ARIES, Anuario de Antropología Iberoamericana TI - CUERPOS MANCHADOS: CICLOACTIVISMO Y SEGREGACIÓN URBANA VL - IS - 2019 PB - Asociación AIBR, Antropólogos Iberoamericanos en Red T2 - ARIES, Anuario de Antropología Iberoamericana PY - 2019 M1 - SN - 2530-7843 UR - https://aries.aibr.org/articulo/2019/20/677/cuerpos-manchados-cicloactivismo-y-segregacion-urbana DO - doi: AU - Carlos Díz Reboredo A2 - A3 - A4 - A5 - A6 - A7 - SP - LA - Esp DA - 20/09/2019 KW - AB - Spanish: Sirviéndome del trabajo de campo llevado a cabo en la Masa Crítica coruñesa y en el taller de reciclaje y auto-reparación de bicicletas ReCiclos, y enmarcando dichas prácticas contestatarias en una narrativa más amplia en torno a los movimientos sociales, presentaré el cuerpo del cicloactivista –en clave douglasiana– como un cuerpo manchado. Manchado porque, de un modo u otro, representa siempre lo que está “fuera de lugar”, materia sucia, desordenada y desordenante, cuya impureza no anida tanto en su materialidad como en su concreta situación y distribución en el espacio urbano. Manchados, por tanto, porque pese a su inocente apariencia ponen y están en peligro, porque su amenaza radica en que pueden “manchar” o “contaminar” el espacio por el que se extienden, desparramándose –a pesar de la propaganda público-privada del bienestar y del cuerpo saludable– como células cancerígenas en el cuerpo de la ciudad; he ahí, según la lectura de Susan Sontag, que el cáncer no sea una enfermedad del tiempo sino una patología del espacio: al igual que el ciclismo urbano en nuestros días, el cáncer se “extiende”, “prolifera”, “se difunde”. Pese al boom de las bicis públicas y de las políticas verdes (o de capitalismo verde), que siguen manteniendo a distancia al ciclousuario –ya sea confinándolo a la acera o al carril-bici de turno– y demostrando que la segregación urbana no es tan sólo, o sobre todo, una segregación de clase o de poblaciones sino de prácticas y usos del espacio, el activismo sobre ruedas aquí rastreado es consciente de que la ciudad puede ser vivida de otro modo, experimentada fenomenológicamente a través del cuerpo, también manchado por su carácter híbrido (cuerpo-máquina de piel y radios), hecho de remiendos y de órganos traficados, artefactos reciclados, recogidos y ensamblados en talleres y centros sociales, devueltos a la calle como elementos de un lenguaje que nos habla y con el que hablamos. English: Sirviéndome del trabajo de campo llevado a cabo en la Masa Crítica coruñesa y en el taller de reciclaje y auto-reparación de bicicletas ReCiclos, y enmarcando dichas prácticas contestatarias en una narrativa más amplia en torno a los movimientos sociales, presentaré el cuerpo del cicloactivista –en clave douglasiana– como un cuerpo manchado. Manchado porque, de un modo u otro, representa siempre lo que está “fuera de lugar”, materia sucia, desordenada y desordenante, cuya impureza no anida tanto en su materialidad como en su concreta situación y distribución en el espacio urbano. Manchados, por tanto, porque pese a su inocente apariencia ponen y están en peligro, porque su amenaza radica en que pueden “manchar” o “contaminar” el espacio por el que se extienden, desparramándose –a pesar de la propaganda público-privada del bienestar y del cuerpo saludable– como células cancerígenas en el cuerpo de la ciudad; he ahí, según la lectura de Susan Sontag, que el cáncer no sea una enfermedad del tiempo sino una patología del espacio: al igual que el ciclismo urbano en nuestros días, el cáncer se “extiende”, “prolifera”, “se difunde”. Pese al boom de las bicis públicas y de las políticas verdes (o de capitalismo verde), que siguen manteniendo a distancia al ciclousuario –ya sea confinándolo a la acera o al carril-bici de turno– y demostrando que la segregación urbana no es tan sólo, o sobre todo, una segregación de clase o de poblaciones sino de prácticas y usos del espacio, el activismo sobre ruedas aquí rastreado es consciente de que la ciudad puede ser vivida de otro modo, experimentada fenomenológicamente a través del cuerpo, también manchado por su carácter híbrido (cuerpo-máquina de piel y radios), hecho de remiendos y de órganos traficados, artefactos reciclados, recogidos y ensamblados en talleres y centros sociales, devueltos a la calle como elementos de un lenguaje que nos habla y con el que hablamos. CR - Copyright; 2019 Asociación AIBR, Antropólogos Iberoamericanos en Red ER -