AIBR http://www.aibr.org Registro AIBR, SSCI text/plain; charset=utf-8 TY - JOUR JO - ARIES, Anuario de Antropología Iberoamericana TI - Visiones curativas VL - IS - 2023 PB - Asociación AIBR, Antropólogos Iberoamericanos en Red T2 - ARIES, Anuario de Antropología Iberoamericana PY - 2023 M1 - SN - 2530-7843 UR - https://aries.aibr.org/articulo/2023/21/5247/visiones-curativas DO - doi: AU - Felipe Cárdenas Támara A2 - A3 - A4 - A5 - A6 - A7 - SP - LA - Esp DA - 21/10/2023 KW - Antropología, Universidad AB - Spanish:
Fotografía: portada libro "Healing Visions"
Son tiempos extremadamente ideológicos los que nos han tocado vivir. Extremismos de derecha e izquierda en la voz de discursos interpretativos dominantes que sin duda se expresan, reproducen y actúan al interior de las universidades mundiales, y cuyo común denominador es violencia física, simbólica y epistémica. La noción de discurso interpretativo dominante fue acuñada por el eminente sociólogo francés Alain Touraine, fallecido el pasado 9 de junio de 2023, y es una categoría fundamental en la tarea de restauración humana que la universidad debe emprender en su trabajo curativo y sapiencial, cuyo modelo clásico y experiencial es de orden meditativo y restaurador.
Un horizonte de sentido curativo en la tarea y misión universitaria tiene que ver con meditar sobre la dignidad trascendente del ser humano y restaurar las máximas potencialidades noéticas del hombre prestándole atención al foco presente de la realidad y en tensión dialogante con el pasado y anticipándose en sus funciones educativas con respecto al futuro; y también proporcionando las bases conceptuales e instrumentales para aprender a manejar la contingencia, propia de los caminos que transita el ser humano.
El concepto de ideología es de los conceptos más esquivos y polisémicos. El término – idéologie- se inventó por Destutt de Tracy, quien lo abordó en cinco volúmenes titulados: Éléments d'idéologie (1817–1818). Los siglos xix, xx y xxi han estado marcados por procesos de ideologización que deberían de ser objeto de reflexión por la universidad contemporánea. Hemos vivido más de doscientos años marcadamente ideológicos. Desde Marx a Mannheim, de Gramsci a Althusser, pasando por las reflexiones de Paul Ricour, el concepto de ideología ha sido constitutivo a la evolución del pensamiento social e institucional de las sociedades mundiales.
La palabra ha estado asociada a la comprensión de los regímenes totalitarios. Ahora, todos hasta cierto punto somos agentes ideológicos, todos los que nos gozamos los procesos globalistas y vivimos al interior del seno de sociedades diferenciadas y modernas estamos condicionados por formas de pensar y conductas ideológicas; sin embargo, el esquivo concepto de ideología, que es hasta cierto punto insustituible al pensamiento y obrar político, tal como señala Michael Freeden en su libro Ideología (2003), no debe de hacernos perder de vista, que más allá de sus posibles lecturas funcionales, la ideología hace parte de visiones dominantes de la cosmovisión moderna, cuya racionalidad paradigmática está regida por esquemas operativos que desbordan lecturas exclusivamente políticas, y cuyos “loables” objetivos científicos han estado seriamente comprometidos con el genocidio de pueblos, ecocidio de la base natural de la Tierra, etnocidio de miles de culturas occidentales y no occidentales y el menticidio del potencial individual de la persona humana (la anulación y lavado del cerebro de los individuos), a saber estos procesos son: reduccionismo, positivismo, relativismo y determinismo.
Se puede comprender una ideología como un sistema lógico con pretensiones científicas, desarrollado con una hábil dialéctica riquísima y fascinante (marxismo, freudismo, neoliberalismo, fascismo, postmodernismo), pero cuyos postulados no necesariamente corresponden con la realidad y que conducen, en su afán de poder, inevitablemente a experiencias desdichadas, malogramientos personales y sociales, comunitarios y ambientales. La ideología se impone como discurso y práctica social discursiva, ya sea de manera autoritaria o mimetizada en el supuesto diálogo pluralista que termina censurando el pensamiento disidente, la alteridad de pensamientos y la otredad en toda su diferencia humana; en suma, la ideología daña, genera violencia, arruina vidas y sociedades.
El horizonte ideológico, como objeto de reflexión universitaria e intelectual, cuyo trasfondo es fundamental para una historia cultural de occidente, está marcado por una base cultural que es inherente a la intrincada y fascinante cosmovisión moderna, cuyos ejes pueden delimitarse por los siguientes rasgos: i) que la única realidad es la del universo físico observable (reduccionismo); ii) que la única verdad es la descubierta por nuestras observaciones sensoriales ayudadas por el método científico (positivismo); iii) que no existe una base objetiva para valores distintos de los que construyen las culturas y las sociedades (relativismo); iv) y que los seres humanos son en última instancia y exclusivamente productos de fuerzas biológicas y socioculturales (determinismo).
Sin entrar en detalle en la caracterización del malestar de la cultura (Freud), ni pretender tener la solución universal al problema del mal en el hombre (Utopía), ni pretender solucionarlo todo a base de goce, las visiones curativas, irrumpen como posibilidad educativa y didáctica, partiendo de la realidad de que estamos situados en un escenario ideológico muy sofisticado en su juego de palabras grandilocuentes, confusas y muy apartadas de un equilibrio terapéutico. Una de las misiones y sentidos de la universidad tiene que ver con proyectar con claridad y advertir el juego ideológico que nutre el discurso político, científico, literario y estatal.
Las Visiones Curativas (Cárdenas, 2023) hacen parte de un primer libro de orden meditativo, anclado en las posibilidades que brinda la fotografía en blanco y negro en su primera versión, de entornos naturales al interior del bosque y cuyas imágenes se acompañan de breves sentencias o aforismos, cuyos sentidos interpretativos buscan desplegar canales introspectivos y de descubrimiento en quienes participan en el juego de contemplación, que en el caso mencionado se sistematiza en el libro que se viene mencionando. Podría decirse que las Visiones curativas inauguran un canal meditativo, cuya historia se origina en todos los aportes platónicos y aristotélicos sobre el sentido de la imagen, el discurso y metadiscurso humano en proyección noética, es decir como despliegue espiritual.
Una visión curativa trata de romper el conjuro de los limitantes ideológicos. Si se quiere, desde una noción anclada en la pedagogía ignaciana, mejor patrística, de la lectura del conjuro pasamos a la acción, situados en el horizonte de una educación que deleita y que juega con los entornos naturales que están en nuestros jardines, bosques y matorrales. Las visiones curativas son expresiones educativas y debieran de ser constitutivas al proceso de restauración que debiera jalonar la institución universitaria. Si aceptamos que la ideología es el discurso propio de las narrativas dominantes del siglo xx, una de las tareas de la universidad, en un plano humanista, debiera ser la de proporcionarnos de herramientas de acción y meditación para desplegar campos de reflexión que no sean ideológicos y que le permita a la comunidad universitaria identificar con certeza y asertividad los universos ideológicos que pretenden manejar y dominar nuestras vidas.
La tarea suprema de la universidad debiera ser la trasmisión de modelos conceptuales que permitan identificar los discursos ideológicos que marcan el devenir gnóstico - mesiánico del hombre del siglo xx-xxi (Eric Voegelin). La anhelada búsqueda de la verdad como tarea universitaria, principalmente de la filosofía y teología, tiene que ver con estudiar, meditar y apropiarse desde el foco de la temporalidad presente en nuestra historia y en nuestra cotidianidad, de la sabiduría del pasado situacional de la civilización judeocristiana, sin excluir el diálogo con fuerzas civilizatorias como el hinduismo, civilización China, africana, americana. Desde el horizonte judeocristiano, universo que nos posibilitó la reflexión y la revolución científica, son insustituibles para la educación: el estudio de la Biblia, los Padres de la Iglesia (Patrística), Platón, Aristóteles, San Agustín, Santo Tomás de Aquino y así en adelante. Comparten todos estos autores el hecho de que le otorgan un valor central a la meditación, rasgo que comparten todas las grandes civilizaciones, con sus profundas diferencias y sentidos meditativos.
Visiones Curativas, desde el eje que nos proporcionan los bosques y la naturaleza, se inserta en una tradición semiótica, que apelando a la fotografía, captura imágenes macro que son editadas, más no manipuladas en exceso, buscando en lo posible mantener continuidad con la fotografía análoga, en un proceso experiencial y experimental que tiene el propósito proyectivo de ahondar en la experiencia educativa y en el despliegue de varios recursos educativos que buscan contribuir a una comprensión profunda de la realidad y de la múltiples pedagogías que proporcionan los espacios naturales de la Tierra, del Cielo y del Hombre, en referencias que juegan con lo concreto y lo abstracto, en el marco evolutivo de la conciencia del ser humano. Las Visiones Curativas proyectan, con base en el estudio de filósofos insignes, aforismas de líderes espirituales y el uso de textos canónicos representativos de la literatura sapiencial universal de imágenes que enriquecen desde la experiencia cognitiva, el mundo cognitivo-emocional y espiritual del que participa de las actividades de observación.
Las Visiones Curativas emanan de la inmersión en bosques profundos, espacios y tiempos inter-culturales, cuyas ramas, ramificaciones, hojas, insectos, líquenes, viento, sol, lluvia, luz, oscuridad…permiten descubrir en un primer momento perceptivo-ambiental, un horizonte espaciotemporal situado en la referencia existencial de cada participante de imágenes para reflexionar y meditar. El mundo de la vida al servicio de la vida humana. No hay una pretensión taxonómica ni botánica, tampoco está excluida, pero se enfatiza la dimensión terapéutica por encima del espíritu clasificador y taxonómico. Es un proceso experiencial que no lo puede hacer la inteligencia artificial; así, la educación humana encuentra caminos no reproducibles por la inteligencias virtuales, computacionales o digitales, si bien tampoco se excluyen ese tipo de herramientas. El resultado es la producción de una imagen 'natural' de una incomparable belleza que desborda el plano lineal y cuyo mensaje ocupa planos de realidad que invitan a la reflexión y meditación. La observación de la realidad, desde criterios naturalistas y meditativos, en unión al uso de textos inspiradores, secuencias musicales, se constituye en la vía para entrenar nuestro campo perceptivo y visión noética, comprendiendo la extrema complejidad de los fenómenos que observamos.
Sin mayores pretensiones, Visiones Curativas se abre a múltiples perspectivas de observación e interpretación, desde un canal anti dogmático y anti ideológico, apelando a un permanente proceso de significación, de múltiples niveles y orientaciones. El propósito educativo de Visiones curativas es el de brindarnos una serie de imágenes, cuya realidad sea la de pensar el orden del mundo, la naturaleza, la sociedad y nuestra propia conciencia. Las Visiones Curativas parten de constatar que existen estructuras reconocibles, cuyas proyecciones, como elementos visuales hacen parte de estructuras cuaternarias que se prestan para el juego de planos verticales y horizontales que permiten referir dimensiones humanas, divinas, naturales y personales.
Las Visiones Curativas honran el misterio de la vida y están abiertas a la meditación, al diálogo con todas las corrientes terapéuticas, con la psicología existencial y trascendente. En toda su sencillez, se abre un canal y dimensión realista para situarnos en un horizonte anti ideológico, cuyas notas son éticas, estéticas y proyectivas. Las Visiones Curativas, en su sencillo juego a partir de la imagen fotográfica, posibilita el juego meditativo, mediado por el uso tecnológico de la cámara, el video y todos los elementos que el arte en la Tierra nos posibilita, en el mencionado diálogo cuaternario y/o trinitario, en sus infinitas posibilidades contemplativas de los elementos de la realidad: Dios, naturaleza, la persona y la sociedad, cuya constitución y ordenes han sido ideologizados, pero cuya realidad es un rasgo distintivo de la realidad y que debe ser objeto de creación desde el trabajo intelectual del universitario, que deberá explorar sentidos y lenguajes de comunicación que desbordan el marco reduccionista y utilitario de las ideología de la muerte que marcan la proyección instrumental de los centros (think thanks) interesados en alimentar la violencia y el no reconocimiento de los planos sinfónicos de la vida en su obsesión por reducir todo al estudio del poder.
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Fotografía: portada libro "Healing Visions"
Son tiempos extremadamente ideológicos los que nos han tocado vivir. Extremismos de derecha e izquierda en la voz de discursos interpretativos dominantes que sin duda se expresan, reproducen y actúan al interior de las universidades mundiales, y cuyo común denominador es violencia física, simbólica y epistémica. La noción de discurso interpretativo dominante fue acuñada por el eminente sociólogo francés Alain Touraine, fallecido el pasado 9 de junio de 2023, y es una categoría fundamental en la tarea de restauración humana que la universidad debe emprender en su trabajo curativo y sapiencial, cuyo modelo clásico y experiencial es de orden meditativo y restaurador.
Un horizonte de sentido curativo en la tarea y misión universitaria tiene que ver con meditar sobre la dignidad trascendente del ser humano y restaurar las máximas potencialidades noéticas del hombre prestándole atención al foco presente de la realidad y en tensión dialogante con el pasado y anticipándose en sus funciones educativas con respecto al futuro; y también proporcionando las bases conceptuales e instrumentales para aprender a manejar la contingencia, propia de los caminos que transita el ser humano.
El concepto de ideología es de los conceptos más esquivos y polisémicos. El término – idéologie- se inventó por Destutt de Tracy, quien lo abordó en cinco volúmenes titulados: Éléments d'idéologie (1817–1818). Los siglos xix, xx y xxi han estado marcados por procesos de ideologización que deberían de ser objeto de reflexión por la universidad contemporánea. Hemos vivido más de doscientos años marcadamente ideológicos. Desde Marx a Mannheim, de Gramsci a Althusser, pasando por las reflexiones de Paul Ricour, el concepto de ideología ha sido constitutivo a la evolución del pensamiento social e institucional de las sociedades mundiales.
La palabra ha estado asociada a la comprensión de los regímenes totalitarios. Ahora, todos hasta cierto punto somos agentes ideológicos, todos los que nos gozamos los procesos globalistas y vivimos al interior del seno de sociedades diferenciadas y modernas estamos condicionados por formas de pensar y conductas ideológicas; sin embargo, el esquivo concepto de ideología, que es hasta cierto punto insustituible al pensamiento y obrar político, tal como señala Michael Freeden en su libro Ideología (2003), no debe de hacernos perder de vista, que más allá de sus posibles lecturas funcionales, la ideología hace parte de visiones dominantes de la cosmovisión moderna, cuya racionalidad paradigmática está regida por esquemas operativos que desbordan lecturas exclusivamente políticas, y cuyos “loables” objetivos científicos han estado seriamente comprometidos con el genocidio de pueblos, ecocidio de la base natural de la Tierra, etnocidio de miles de culturas occidentales y no occidentales y el menticidio del potencial individual de la persona humana (la anulación y lavado del cerebro de los individuos), a saber estos procesos son: reduccionismo, positivismo, relativismo y determinismo.
Se puede comprender una ideología como un sistema lógico con pretensiones científicas, desarrollado con una hábil dialéctica riquísima y fascinante (marxismo, freudismo, neoliberalismo, fascismo, postmodernismo), pero cuyos postulados no necesariamente corresponden con la realidad y que conducen, en su afán de poder, inevitablemente a experiencias desdichadas, malogramientos personales y sociales, comunitarios y ambientales. La ideología se impone como discurso y práctica social discursiva, ya sea de manera autoritaria o mimetizada en el supuesto diálogo pluralista que termina censurando el pensamiento disidente, la alteridad de pensamientos y la otredad en toda su diferencia humana; en suma, la ideología daña, genera violencia, arruina vidas y sociedades.
El horizonte ideológico, como objeto de reflexión universitaria e intelectual, cuyo trasfondo es fundamental para una historia cultural de occidente, está marcado por una base cultural que es inherente a la intrincada y fascinante cosmovisión moderna, cuyos ejes pueden delimitarse por los siguientes rasgos: i) que la única realidad es la del universo físico observable (reduccionismo); ii) que la única verdad es la descubierta por nuestras observaciones sensoriales ayudadas por el método científico (positivismo); iii) que no existe una base objetiva para valores distintos de los que construyen las culturas y las sociedades (relativismo); iv) y que los seres humanos son en última instancia y exclusivamente productos de fuerzas biológicas y socioculturales (determinismo).
Sin entrar en detalle en la caracterización del malestar de la cultura (Freud), ni pretender tener la solución universal al problema del mal en el hombre (Utopía), ni pretender solucionarlo todo a base de goce, las visiones curativas, irrumpen como posibilidad educativa y didáctica, partiendo de la realidad de que estamos situados en un escenario ideológico muy sofisticado en su juego de palabras grandilocuentes, confusas y muy apartadas de un equilibrio terapéutico. Una de las misiones y sentidos de la universidad tiene que ver con proyectar con claridad y advertir el juego ideológico que nutre el discurso político, científico, literario y estatal.
Las Visiones Curativas (Cárdenas, 2023) hacen parte de un primer libro de orden meditativo, anclado en las posibilidades que brinda la fotografía en blanco y negro en su primera versión, de entornos naturales al interior del bosque y cuyas imágenes se acompañan de breves sentencias o aforismos, cuyos sentidos interpretativos buscan desplegar canales introspectivos y de descubrimiento en quienes participan en el juego de contemplación, que en el caso mencionado se sistematiza en el libro que se viene mencionando. Podría decirse que las Visiones curativas inauguran un canal meditativo, cuya historia se origina en todos los aportes platónicos y aristotélicos sobre el sentido de la imagen, el discurso y metadiscurso humano en proyección noética, es decir como despliegue espiritual.
Una visión curativa trata de romper el conjuro de los limitantes ideológicos. Si se quiere, desde una noción anclada en la pedagogía ignaciana, mejor patrística, de la lectura del conjuro pasamos a la acción, situados en el horizonte de una educación que deleita y que juega con los entornos naturales que están en nuestros jardines, bosques y matorrales. Las visiones curativas son expresiones educativas y debieran de ser constitutivas al proceso de restauración que debiera jalonar la institución universitaria. Si aceptamos que la ideología es el discurso propio de las narrativas dominantes del siglo xx, una de las tareas de la universidad, en un plano humanista, debiera ser la de proporcionarnos de herramientas de acción y meditación para desplegar campos de reflexión que no sean ideológicos y que le permita a la comunidad universitaria identificar con certeza y asertividad los universos ideológicos que pretenden manejar y dominar nuestras vidas.
La tarea suprema de la universidad debiera ser la trasmisión de modelos conceptuales que permitan identificar los discursos ideológicos que marcan el devenir gnóstico - mesiánico del hombre del siglo xx-xxi (Eric Voegelin). La anhelada búsqueda de la verdad como tarea universitaria, principalmente de la filosofía y teología, tiene que ver con estudiar, meditar y apropiarse desde el foco de la temporalidad presente en nuestra historia y en nuestra cotidianidad, de la sabiduría del pasado situacional de la civilización judeocristiana, sin excluir el diálogo con fuerzas civilizatorias como el hinduismo, civilización China, africana, americana. Desde el horizonte judeocristiano, universo que nos posibilitó la reflexión y la revolución científica, son insustituibles para la educación: el estudio de la Biblia, los Padres de la Iglesia (Patrística), Platón, Aristóteles, San Agustín, Santo Tomás de Aquino y así en adelante. Comparten todos estos autores el hecho de que le otorgan un valor central a la meditación, rasgo que comparten todas las grandes civilizaciones, con sus profundas diferencias y sentidos meditativos.
Visiones Curativas, desde el eje que nos proporcionan los bosques y la naturaleza, se inserta en una tradición semiótica, que apelando a la fotografía, captura imágenes macro que son editadas, más no manipuladas en exceso, buscando en lo posible mantener continuidad con la fotografía análoga, en un proceso experiencial y experimental que tiene el propósito proyectivo de ahondar en la experiencia educativa y en el despliegue de varios recursos educativos que buscan contribuir a una comprensión profunda de la realidad y de la múltiples pedagogías que proporcionan los espacios naturales de la Tierra, del Cielo y del Hombre, en referencias que juegan con lo concreto y lo abstracto, en el marco evolutivo de la conciencia del ser humano. Las Visiones Curativas proyectan, con base en el estudio de filósofos insignes, aforismas de líderes espirituales y el uso de textos canónicos representativos de la literatura sapiencial universal de imágenes que enriquecen desde la experiencia cognitiva, el mundo cognitivo-emocional y espiritual del que participa de las actividades de observación.
Las Visiones Curativas emanan de la inmersión en bosques profundos, espacios y tiempos inter-culturales, cuyas ramas, ramificaciones, hojas, insectos, líquenes, viento, sol, lluvia, luz, oscuridad…permiten descubrir en un primer momento perceptivo-ambiental, un horizonte espaciotemporal situado en la referencia existencial de cada participante de imágenes para reflexionar y meditar. El mundo de la vida al servicio de la vida humana. No hay una pretensión taxonómica ni botánica, tampoco está excluida, pero se enfatiza la dimensión terapéutica por encima del espíritu clasificador y taxonómico. Es un proceso experiencial que no lo puede hacer la inteligencia artificial; así, la educación humana encuentra caminos no reproducibles por la inteligencias virtuales, computacionales o digitales, si bien tampoco se excluyen ese tipo de herramientas. El resultado es la producción de una imagen 'natural' de una incomparable belleza que desborda el plano lineal y cuyo mensaje ocupa planos de realidad que invitan a la reflexión y meditación. La observación de la realidad, desde criterios naturalistas y meditativos, en unión al uso de textos inspiradores, secuencias musicales, se constituye en la vía para entrenar nuestro campo perceptivo y visión noética, comprendiendo la extrema complejidad de los fenómenos que observamos.
Sin mayores pretensiones, Visiones Curativas se abre a múltiples perspectivas de observación e interpretación, desde un canal anti dogmático y anti ideológico, apelando a un permanente proceso de significación, de múltiples niveles y orientaciones. El propósito educativo de Visiones curativas es el de brindarnos una serie de imágenes, cuya realidad sea la de pensar el orden del mundo, la naturaleza, la sociedad y nuestra propia conciencia. Las Visiones Curativas parten de constatar que existen estructuras reconocibles, cuyas proyecciones, como elementos visuales hacen parte de estructuras cuaternarias que se prestan para el juego de planos verticales y horizontales que permiten referir dimensiones humanas, divinas, naturales y personales.
Las Visiones Curativas honran el misterio de la vida y están abiertas a la meditación, al diálogo con todas las corrientes terapéuticas, con la psicología existencial y trascendente. En toda su sencillez, se abre un canal y dimensión realista para situarnos en un horizonte anti ideológico, cuyas notas son éticas, estéticas y proyectivas. Las Visiones Curativas, en su sencillo juego a partir de la imagen fotográfica, posibilita el juego meditativo, mediado por el uso tecnológico de la cámara, el video y todos los elementos que el arte en la Tierra nos posibilita, en el mencionado diálogo cuaternario y/o trinitario, en sus infinitas posibilidades contemplativas de los elementos de la realidad: Dios, naturaleza, la persona y la sociedad, cuya constitución y ordenes han sido ideologizados, pero cuya realidad es un rasgo distintivo de la realidad y que debe ser objeto de creación desde el trabajo intelectual del universitario, que deberá explorar sentidos y lenguajes de comunicación que desbordan el marco reduccionista y utilitario de las ideología de la muerte que marcan la proyección instrumental de los centros (think thanks) interesados en alimentar la violencia y el no reconocimiento de los planos sinfónicos de la vida en su obsesión por reducir todo al estudio del poder.
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