En esta comunicación presentaremos los primeros resultados de una investigación en curso sobre la participación de los hombres en el cuidado de personas adultas en situación de dependencia. En concreto nos centraremos en analizar las experiencias y percepciones de los hombres que se dedican de manera profesional y remunerada al trabajo de cuidados ya sea a través de organizaciones que operan en distintos sectores de la actividad económica: servicios sociales, sanidad, servicio doméstico e, incluso, hostelería, ya sea a través de su contratación como cuidadores a domicilio. Y es que los trabajos de cuidados remunerados están inmersos en unas políticas sociales y organización de servicios concretas, así como en una orientación de mercado, que son el contexto en el que reconstruir estas experiencias.En los últimos años el incremento de las necesidades de cuidados de larga duración ha dado lugar a un creciente proceso de institucionalización y de reconocimiento de los trabajos de cuidados, sin que ello haya implicado la desaparición del cuidado familiar. Sin embargo las evidencias empíricas muestran que los rasgos del trabajo familiar se proyectan en el trabajo de cuidados profesionalizado: presencia mayoritaria de mujeres, condiciones laborales precarias, escasa visibilidad y valoración social, etc. En este contexto nos interesa conocer en qué circunstancias los hombres acceden a estos trabajos, cómo experimentan su actividad en relación al género o qué barreras culturales y de oportunidad limitan o favorecen la incorporación de los hombres en los trabajos remunerados de cuidado.
English:En esta comunicación presentaremos los primeros resultados de una investigación en curso sobre la participación de los hombres en el cuidado de personas adultas en situación de dependencia. En concreto nos centraremos en analizar las experiencias y percepciones de los hombres que se dedican de manera profesional y remunerada al trabajo de cuidados ya sea a través de organizaciones que operan en distintos sectores de la actividad económica: servicios sociales, sanidad, servicio doméstico e, incluso, hostelería, ya sea a través de su contratación como cuidadores a domicilio. Y es que los trabajos de cuidados remunerados están inmersos en unas políticas sociales y organización de servicios concretas, así como en una orientación de mercado, que son el contexto en el que reconstruir estas experiencias.En los últimos años el incremento de las necesidades de cuidados de larga duración ha dado lugar a un creciente proceso de institucionalización y de reconocimiento de los trabajos de cuidados, sin que ello haya implicado la desaparición del cuidado familiar. Sin embargo las evidencias empíricas muestran que los rasgos del trabajo familiar se proyectan en el trabajo de cuidados profesionalizado: presencia mayoritaria de mujeres, condiciones laborales precarias, escasa visibilidad y valoración social, etc. En este contexto nos interesa conocer en qué circunstancias los hombres acceden a estos trabajos, cómo experimentan su actividad en relación al género o qué barreras culturales y de oportunidad limitan o favorecen la incorporación de los hombres en los trabajos remunerados de cuidado.
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